Es una palabra muy de moda. La alargada crisis económica internacional y el cierre de numerosas empresas en todo el mundo ha provocado que la constitución de una nueva compañía sea una oportunidad para muchos jóvenes, cuyas ideas y creatividad están haciendo frente a una situación difícil. Por este motivo, son también muchos los análisis de este fenómeno, que afecta a prácticamente todos los sectores y que adopta diferentes y muy variadas formas de hacerse visible.

El diario El País dedicó recientemente un amplio reportaje a este colectivo desde el punto de vista de algunos de sus impulsores, financiadores y protagonistas. Y es que bajo la concepción de que los emprendedores pueden ser «la cara alegre de la crisis», los datos son optimistas, tal y como refiere el informe Doing Business 2013, del Banco Mundial y los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que indican que la constitución de sociedades aumenta a ritmos superiores al 10 por ciento respecto al pasado año.

Según esta información, el secretario de Estado de Comercio del Ministerio de Economía, Jaime García-Legaz, se muestra convencido de que «algo está cambiando en positivo en la economía española». «Si antes emprender no era atractivo ni una prioridad en España, con esta crisis se está recuperando el protagonismo de la figura de emprendedor, ese que crea un proyecto de la nada», argumenta.

Por su parte, desde Starlab y Neuroelectrics, empresas de tecnología diseñada en España pero utilizadas a nivel internacional, su consejera delegada, Ana Maiques, ofrece un punto de vista más crítico al defender la visión de que «el terreno de juego no sea solo España, sino el mundo». A su juicio, «ese es el espíritu que debe reinar en nuestro país, donde existe un complejo de inferioridad, una falta de confianza en nuestras posibilidades de desarrollar proyectos internacionales punteros».

No obstante, el responsable global de la plataforma Wayra, Gonzalo Martín-Villa, sostiene que el emprendimiento «está de moda» y pone como ejemplo el que hayan surgido muchas aceleradoras e incubadoras de proyectos. Afirma que el objetivo primordial debe ser crear una red global de innovación, «puesto que son las empresas de nueva constitución las que generan empleo», uno de los factores de cambio que son más necesarios en España.

Uno de los argumentos más interesantes es el de Pilar Manchón, fundadora de Indisys: «Se emprende para cambiar el mundo, para ser ejecutor de la realidad en vez de mero espectador. Y esa función es muy importante para el avance de un país». Más allá se pronuncia Carlos Ventura, desde Banco Sabadell, hablando incluso de un «ecosistema emprendedor que necesita la economía española para dejar atrás la crisis y labrarse un futuro» y sobre el que es imprescindible trabajar a corto y medio plazo.

Por último, en cuanto a la financiación, el principal obstáculo con el que se encuentran los emprendedores para dar luz verde a sus proyectos, casi todos coinciden en que la mayoría de los que buscan inversión deben recurrir a compañías del exterior, más dispuestas a arriesgar y a trabajar con plazos mucho menos rígidos de los que existen en España. Es un claro ejemplo de cómo en Estados Unidos la fuerza del emprendimiento es mayor y juega un papel más relevante en la economía.

Este reportaje sirve para confirmar que aunque queda mucho trabajo por hacer, los emprendedores son un factor muy valioso en la actualidad y que la mayoría de las empresas de nuestro país son conscientes y están dispuestas a fomentar nuevos proyectos en la medida de sus posibilidades. No obstante, también es fundamental que las inversiones se activen y que las nuevas generaciones cuenten con un mayor sostén para sus sueños de futuro.


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