El calor, las altas temperaturas, los desplazamientos de larga distancia, las prisas por llegar al destino vacacional y la falta de previsión son factores que pueden provocar que el verano se convierta en una auténtica pesadilla. Para evitarlo, tan solo es necesario seguir una serie de consejos referidos tanto al mantenimiento del vehículo como a precauciones en la conducción, la mayor parte muy sencillas y que, convertidas en rutina, no tienen por qué llevar mucho tiempo.

En cuanto al mantenimiento del vehículo, lo primero es revisar el aire acondicionado o el climatizador, ya que estos sistemas someten a un mayor esfuerzo al motor y si la entrada de aire que está bajo los parabrisas no está limpia el coche perderá potencia. Algo parecido sucede con el calentamiento del motor, para lo cual es necesario medir los niveles de aceite y refrigerante antes de empezar un viaje, y por supuesto, durante la marcha estar atento a la temperatura del motor y evitar las marchas largas en recorridos cuesta arriba.

En www.seguropordias.com explican que los neumáticos son otro elemento importante a tener en cuenta con las temperaturas altas. En verano son más propensos los reventones, y para evitarlos hay que mantener una presión correcta en las ruedas, al contrario del concepto erróneo de muchas personas, que creen que en esta época lo correcto es tener la presión baja.

Otro punto delicado son los frenos. Además de soportar el calor, deben parar el peso de todo el equipaje que lleva el vehículo lo que puede provocar que se calienten demasiado y pierdan efectividad. Para evitarlo es recomendable usar el freno de motor en cuestas prolongadas, y no lavar el coche después de un largo viaje, ya que el agua fría puede hacer que los discos se doblen y no funcionen convenientemente.

Por otro lado, es igual de relevante este mantenimiento del coche que la conducción al volante. En el Blog de Click Seguros recuerdan en primer lugar que si en invierno aumenta el tiempo que tarda en frenar el coche, en verano el calor ayuda a acelerar la frenada, por lo que no será necesario pisar bruscamente el freno cuando estemos en carretera y se den altas temperaturas.

Una de los peligros a tener en cuenta en época estival es que aumenta el peligro de deslumbramiento por el sol. Para hacerle frente, el mejor consejo es contar con unas buenas gafas solares y estar atento a este fenómeno por cambios de rasante, con una circulación prudente, segura y adecuada a los límites establecidos en cada vía.

La vestimenta y el calzado tampoco son elementos menores. En verano la tendencia es llevar sandalias y otro tipo de calzado que puede ser muy cómodo para evitar el calor, pero no tanto para conducir. Para hacer un viaje largo es mejor llevar calzado cerrado o zapatillas que incluso conviene dejar en el coche para acostumbrarnos a su uso.  Por último, la recomendación general de evitar las comidas copiosas antes de viajar se vuelve aún más relevante en verano, cuando las altas temperaturas generan mayor sensación de fatiga. Estas sencillas precauciones, junto con una buena hidratación a base de agua o bebidas refrescantes y mucha paciencia en atascos y retenciones de tráfico, aseguran una conducción segura y una feliz llegada al sitio elegido para las merecidas vacaciones.


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