En Nueva Jersey van a probar un nuevo medio de transporte llamado JPods que por los diseños y vídeos que se han visto hasta ahora podría convertir las ciudades en algo parecido a «parques de atracciones del futuro». Se trata de una especie de cabinas colgadas de raíles, una especie de extraño híbrido entre el tren monorail y el teleférico, que emplea una infraestructura fija en altura en las calles de la ciudad y cabinas individuales para transportar a la gente en grupos de un lugar a otro.

En planteamiento de los JPods se fundamenta en cuatro pilares. Dicen que resultan más seguros, rápidos, limpios y eficientes. El factor seguridad es indudable: se mueven más despacio, por carriles fijos y no tienen muchos de los problemas de los coches; es difícil imaginar una gran catástrofe o accidentes masivos de esos simpáticos vehículos multicolor. En cuanto a la velocidad, dependerá de los trayectos y destinos, que muchas veces quedarán fuera de su alcance, pero en ciertas vías podrían evitar los atascos sin problemas. En cuanto a limpieza también salen ganando: la red de JPods es eléctrica, e incluso incluye enormes paneles solares en su techumbre para ser más autónoma y no depender de la red eléctrica (ni de la generación al final de la cadena con combustibles fósiles). Finalmente, en cuanto a eficiencia, habría que examinar en detalle el plan, la cobertura de la red, el coste de fabricación, de cada viaje, etcétera, pero ha superado las primeras comprobaciones. Y al tratarse de una empresa privada quien se encargue, sin duda hará los cálculos con esmero.

La idea básica de los JPods está en la construcción de la red de carriles y estaciones y en retomar el concepto de que es más eficiente transportar a grupos pequeños de personas, como en los autobuses, frente a hacerlo individualmente, como en los coches. Operando como mini-trenes, pero por los aires, los JPods trazarían siempre la ruta óptima para dejar a cada pasajero en su punto de destino. En cierto modo se parece un poco a cómo funciona Internet mediante «paquetes de datos» que han de ser repartidos eficientemente.

Cuando se realicen las pruebas se podrá ver también su componente estético: puede que en el reto de construir ciudades con menos asfalto resulte poco atractivo tener grandes estructuras con vigas y paneles colgando en mitad de las calles. O poco práctico que además tengan que elevarse más de lo normal para permitir el paso por debajo de grandes camiones. Incluso se diría que pueden resultar un tanto intrusivo si están situados demasiado cerca de las viviendas – una de las razones por las que los trenes elevados de ciudades como Nueva York han ido desapareciendo con los años.

Más interesante resulta el aprovechamiento de la estructura como generador de electricidad, gracias a los paneles fotovoltaicos que recubren sus techos. Según los primeros cálculos toda la red podría funcionar con la propia electricidad generada; tan solo en caso de falta de luz natural durante un largo periodo –si se agotara la que se ha almacenado en los acumuladores– habría que recurrir a la red convencional.

Las ciudades del futuro aspiran a nuevos medios de transporte más optimizados, ecológicos y sostenibles; los JPods tienen a priori el aspecto de ser una buena idea, aunque habrá que verlos en funcionamiento para comprobar en la práctica si es posible construirlos tal y como explican sus inventores sobre el papel, y también si el resultado es tan bonito, limpio y eficiente como plantean.


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