Las conexiones wifi tienen una gran ventaja clara sobre las convencionales de sistemas de datos en telefonía móvil como el 3G/4G: que son básicamente gratuitas. Mientras que en todas partes del mundo muchos usuarios «ponen el taxímetro» cada vez que navegan, para no gastar sus «megas» incluidos en la tarifa del móvil, al llegar a casa, la oficina o un restaurante la experiencia es notablemente distinta: se puede transferir, bajar o subir cualquier contenido a la red sin que haya que pagar por esos datos consumidos.

Desde el punto de vista de una ciudad inteligente, cuanto más baratas y de más alcance sean las conexiones que puede ofrecer a sus ciudadanos y visitantes, mucho mejor: podrán utilizar más servicios, potenciar sus negocios y aprovechar la última tecnología para ser más competitivos.

¿Por qué no todas las ciudades tienen wifi ciudadano? El primer obstáculo es que una instalación completa de una wifi ciudadana es delicada, relativamente cara de montar y requiere un mantenimiento continuo y eficaz. A pesar de las posibles complicaciones, en ocasiones son los propios municipios quienes despliegan el wifi, conscientes de que hoy en día es tan básico como el asfalto para desplazarse.

Resulta interesante que además de las instalaciones convencionales basadas en hotspots o puntos fijos de wifi como los que hay en librerías, paradas de autobús o lugares de reunión están surgiendo otras curiosas iniciativas. Una compañía llamada Veniam planea ofrecer en la ciudad portuguesa de Oporto lo que denomina «una Internet de cosas en movimiento». ¿Cómo funciona eso?

Los nodos de esta red incluyen autobuses públicos, taxis y otros vehículos municipales, como los camiones de la basura o de limpieza. Cualquier coche puede incorporar una «caja de Internet» llamada NetRider que sirve de router público a la vez que emplea la red de telefonía móvil para llegar hasta Internet y a la nube. Estas cajas, literalmente, se mueven, pero funcionan a todas horas y basta con estar cerca un coche cualquiera para quedar al alcance de su wifi y poder conectar. Y, siendo realistas, ¿quién no está cerca de un coche la mayor parte de su día?

También es interesante que la red funciona en modo mesh, es decir, que forma una red independiente (por ejemplo entre coches que vayan por la misma calle o estén en el mismo aparcamiento) y basta con que uno de ellos tenga conexión a Internet para que todos los demás la tengan, lo que abarata su coste.

El plan de Veniam es instalar tantas cajas como sean necesarias para ofrecer una buena cobertura; actualmente hay ya más de 600 circulando por Oporto y se está ofreciendo servicio a unos 70.000 usuarios, según datos de la empresa – lo cual es más o menos la tercera parte de la población de la ciudad. Esto supone también la posibilidad de utilizar los dispositivos móviles para realizar compras online desde cualquier punto de la ciudad.

Los vehículos equipados con este tipo de conexiones mesh también pueden incorporar los sensores típicos de las ciudades inteligentes: ruido, calidad del aire y temperatura, para que se transmita a los centros meteorológicos y de control y se puede tener un mejor modelo de lo que sucede realmente en la ciudad. Ya que la conexión es virtualmente «gratis», mejor aprovechar, ¿no?


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