Hay algunas cuestiones físicas a tener en cuenta a la hora de preparar los alimentos y el packaging para su transporte. Es un difícil equilibrio entre lo práctico y lo estético, entre que cumpla con su función y lo haga de forma atractiva y agradable. Hay muchos factores a tener en cuenta y también ingeniosas ideas para optimizar los envases, especialmente a la hora de transportar alimentos.

Entre los conceptos prácticos están:

  • Geometría
  • Empaquetamiento
  • Relleno de seguridad
  • Rigidez y resistencia de los materiales
  • Peso volumétrico
  • Costes: materiales, manipulación
  • Posibilidades de diseño (colores, impresión)
ApplePizzaBox

ApplePizzaBox

En cuanto a las cuestiones geométricas es importante la adaptación del packaging al producto adecuadamente, de modo que no se mueva demasiado en la caja, normalmente ayudado por algún tipo de relleno. Y aunque las cajas «rectangulares» (geométricamente, paralelepípedos) suelen ser una opción común, no siempre son la mejor ni, desde luego, la más atractiva. El ejemplo más divertido al respecto es el de la «caja redonda para pizzas»: un alimento de naturaleza redonda que siempre se ha transportado en cajas cuadradas. El sketch humorístico que Apple mostró al respecto no es del todo irreal: la patente #US20120024859A1 que presentaron es precisamente para una caja de pizza redonda de este tipo.

TetraClassic

Envase de TetraClassic

En cuanto a empaquetamiento los matemáticos trabajan en dos tipos de problemas reales: cómo optimizar los objetos que van dentro de una caja (cuantos, más mejor) y cómo apilar las cajas (cuanto más cómodamente, mejor). Lo primero hace que casi todos los envases de alimentos tengan forma rectangular o semi-rectangular –porque es más fácil de apilar– excepto las latas y botellas que aunque sean cilíndricas pueden agruparse en «semi-rectángulos» y también permiten un buen aprovechamiento, al tiempo que el cilindro les da más resistencia y ahorra costes de materiales. ¿Alguien recuerda los bricks de leche originales, llamados Tetra Classic? No eran demasiado prácticos de cara a apilarlos, pero sí originales; el «ladrillo» del Tetra Brick lo superó con creces.

En lo relativo al relleno para minimizar que los productos se muevan en el interior de las cajas y no se dañen se suele recurrir a productos que proporcionen protección y acolchado: papel arrugado, bolsas de aire (airbags), plástico burbuja, perfiles de espuma, gusanitos… Hay importantes consideraciones de coste –y sostenibilidad– al respecto, pero no hay que olvidar que si el producto llega dañado normalmente habrá que enviarlo dos veces, lo cual suele ser incluso peor.

En cuanto a la rigidez y resistencia de los propios embalajes, hay tanta variedad como materiales existen, desde el cartón simple, doble, triple o de «nido de abeja» al cartón piedra, cartón blanco o con diferentes cortes para las solapas. También hay infinidad de opciones en plástico, moldeable, flexible… pero por sostenibilidad se suele preferir el cartón, ya sea en tamaños estándar o tamaños a medida. Esta última opción hace que para las grandes empresas los caros sistemas de embalajes resulten gratis siempre que adquieran el compromiso de adquirir el cartón al proveedor que se los facilita.

Otro factor relevante en ciertas operaciones de transporte a gran escala es el llamado peso volumétrico o «peso volumen». Una explicación sencilla es que tiene que ver con la densidad del envío: no es lo mismo enviar un contenedor de varios metros cúbicos lleno de plumas que lleno de plomo. Los límites varían según se trate de transporte aéreo, terrestre o marítimo. Y en ocasiones se utiliza también para envíos más pequeños, eligiendo el valor mayor (peso real o peso volumétrico) para compensar la diferencia.

Finalmente no hay que olvidar los costes de la manipulación de ciertos materiales de embalaje para dar forma a las cajas, si es algo automatizable o no, y también las posibilidades de diseño y personalización como forma de creatividad y mercadotecnia. ¿Se utilizarán troqueles, colores, etiquetas? ¿Irán cajas-dentro-de-cajas? ¿Quizá un sistema de apertura fácil? ¿Dónde se incluirá la información legible sobre el producto, el remitente y el destino? Todo esto puede marcar la diferencia entre que el producto sea atractivo o no, entre una buena experiencia para el usuario o una sensación de frustración.

Un próximo evento que puede resultar interesante para quienes sigan estos temas es el Ftalks Food Summit de Valencia que se celebrará los días 15 y 16 de octubre en Valencia (online y presencial) y que incluirá secciones sobre packaging sostenible y nuevas tecnologías aplicadas al campo de la alimentación.

{Foto: Crampless Tea (CC) Helen Shi @ Unsplash}


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