Ya lo hemos visto antes: el precio marca la pauta de compra. Sin lugar a dudas, el e-commerce se ha convertido en un referente del mejor precio por un producto y, alrededor de este concepto, se han desarrollado todo tipo de negocios con una propuesta única: facilitar al usuario un ahorro inteligente. Pero, de entre todas las ofertas que podemos encontrar en la red, hay un modelo de e-commerce que ha sabido aprovechar el mal tiempo para poner buena cara: los comparadores de precios.

No solo son un negocio que ha sabido encontrar su hueco en el momento económico actual y que han crecido en número y oferta exponencialmente. Su modelo empresarial ha permitido que se apliquen a cualquier producto: desde seguros a compra de electrodomésticos pasando por los viajes. Cualquier sector es susceptible de someterse a la comparación. Y queda más que demostrado que el precio se impone. Pero no todo es eso.

No hay que perder de vista que los comparadores de precios son buscadores en una enorme base de datos de diferentes comercios. Algo que permite contar con una herramienta de análisis y de comparación entre la oferta disponible en la red o, incluso, marcar un presupuesto máximo para realizar nuestra compra (algo que facilita acotar cualquier búsqueda). Sin embargo, es interesante saber que en muchas ocasiones estas plataformas (como es lógico, no dejan de ser e-commerce) cuentan con porcentajes de comisiones por cada click de un usuario que redirige a una tienda online determinada y, también, por cada compra que se realiza con ellas como punto de partida. Una información que no se facilita al comprador y que, en muchos casos, genera rechazo por parte del usuario. Un factor, el de la transparencia, que parece ser uno de los inconvenientes para quien compra.

Aunque es cierto que no es habitual contar con estos detalles y en ocasiones tampoco con otros decisivos, los comparadores de precios han evolucionado para permitir al usuario contar con más datos que respalden su intención de compra. De ahí que no solo sea posible interactuar con ellas y emitir opiniones, sino que incluso han comenzado a aparecer comunidades de compradores con vocación de comparadores. En este tipo de modelo de negocio, es el propio usuario el que utiliza una plataforma electrónica (las aplicaciones móviles se han impuesto en este aspecto como aliadas) para aconsejar a otros compradores, sugerir un comercio ya sea físico o electrónico con un precio más competitivo o recomendar un producto o servicio por sus prestaciones.

Fotos | Adaix Bembibre, El blog de Enrique Dans

 


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