Algunos de los conceptos tradicionales sobre cómo se almacenan, organizan y mueven los productos en los almacenes están sufriendo una transformación drástica mediante la automatización más avanzada. Pequeños robots y tecnologías de cooperación entre robots y humanos son algo totalmente a la orden del día.

Un buen ejemplo es el tratamiento que la cadena británica de alimentación Ocado hace en sus tres gigantescos almacenes, con los que organiza unos 250.000 pedidos anuales. El concepto que desarrollaron se denomina simplemente La colmena, haciendo honor a su impresionante aspecto de auto-organización y a las complejas rutas que siguen los paquetes por su interior.

Con más de 25 km de longitud y 5 plantas de altura La colmena es el lugar por el que pasan casi la mitad de los pedidos de la empresa, normalmente los productos frescos. En cualquier momento dado hay unas 1.000 cajas yendo y viniendo: mientras los operarios o algunos sistemas automáticos rellenan las cajas, otras circulan hacia los camiones en los que serán distribuidas. El método de transporte va un poco más allá del tradicional de las cintas transportadoras: al igual que en algunas fábricas de China y otros países, las cajas suben y bajan mientras que la planta superior se reserva para los movimientos de cientos de pequeños robots.

Cada robot tiene una conexión basada en una variante de la tecnología de comunicaciones 4G dado que se necesita más densidad y frecuencia de actualización, algo que permita respuestas de una décima de segundo a miles de cajas en un espacio del tamaño de una piscina olímpica. La comunicación se realiza con un sistema central de control, que decide dónde debe ir la caja. En una peculiar danza van de un lugar a otro sin chocar, haciéndolas subir o bajar cuando es necesario. Cuando los pedidos están completos van hasta el punto de entrega, desde donde continuará su viaje por medios tradicionales. Según dicen el software es sumamente complejo, pero no puede encargarse de todo y todavía necesita la ayuda humana de vez en cuando.

En las empresas de transporte una idea similar que ya funciona en China permite a un ejército de pequeños robots llevar los paquetes de un lugar a otro – pero a escalas gigantescas. Con almacenes del tamaño de un campo de fútbol los pequeños robots son capaces de clasificar 200.000 paquetes al día.

La tecnología es relativamente sencilla: la lectura de un código de barras le indica a cada robot cuál es el paquete que va a transportar y a dónde debe llevarlo. Luego un algoritmo lo guía por la nave, procurando que no colisione con otros «compañeros» mecánicos. Al llegar a su destino basta con que se inclinen para dejar caer los paquetes hacia la siguiente estación clasificadora. Lo más interesante de estos pequeños robots es que trabajan 24/7 sin descanso. Incluso cuando sus baterías se agotan simplemente se dirigen por su cuenta a una estación de carga, se dan la vuelta y se enchufan durante un rato.

Pero no todo son trabajos de poca monta: la última «plantilla» fichada en este sector son los 3.500 robots que Amazon va a incorporar a sus almacenes españoles, donde moverán automáticamente 50.000 estanterías de hasta 1.300 kg de peso de unos lugares a otros de las naves donde se almacenan los productos.


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