gasolineraCon la creciente mejora y desarrollo del vehículo eléctrico, surgen varias preguntas acerca de las infraestructuras que va a necesitar. Por un lado, ya están en marcha infinidad de proyectos para adaptar las carreteras a la posibilidad de interactuar con las baterías del vehículo eléctrico. Por el otro, surge la duda de qué hacer con las gasolineras tradicionales a medida que los coches de gasolina vayan desapareciendo.

La respuesta no es tan sencilla como limitarse a convertirlas en estaciones de recarga para vehículos eléctricos, ya que una estación de recarga ocupa muchísimo menos espacio y requiere mucha menos infraestructura que una gasolinera. Por un lado, vender electricidad no bastaría para mantenerlas operativas ni rentables. Por el otro, suponen una red que ya cubre los territorios de la mayoría de países y está lista para soportar el tráfio rodado.

Sin embargo, hay más: el tráfico en las ciudades quedará prácticamente fuera de su alcance, ya que la mayoría de vehículos eléctricos se recargará en casa y precisará de apenas un poquito más de carga de vez en cuando. Pero, para esto, ya existen y existirán varios puntos de recarga en centros comerciales, oficinas de correos, aparcamientos y otro tipo de lugares. En ese sentido, compañías en Alemania y en Reino Unido que han ofrecido ya opciones para contribuir a una recarga más rápida en horarios de tarifa valle. Básicamente, realizan una evaluación completa del estado eléctrico de nuestro domicilio, realizan los arreglos pertinentes e instalan una estación de recarga rápida en nuestro garaje que, allá por 2011 reducía el tiempo de recarga de ocho a cuatro horas, además en horario de tarifa reducida.

Si a esto le añadimos los planes de crear carreteras que recarguen por inducción las baterías, y el hecho de su poca viabilidad económica sólo con la electricidad, hace pensar que no tienen mucho futuro. Todo esto, naturalmente, si la electricidad se impone como fuente de energía para el coche en el futuro. De cualquier modo, la transición será muy gradual y, probablemente, dará la posibilidad de repensar opciones de viabilidad para las gasolineras. Al fin y al cabo, son un punto de descanso en el camino que uno siempre agradece.


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