Tesla S

Si se conduce «bien» se puede reducir el consumo de combustible hasta un diez por ciento. Esto supone ventajas en cuanto a ahorro, reducción de emisiones contaminantes y cuidado del medio ambiente. Una mejor movilidad sostenible, en definitiva.

Esa es la conclusión de un estudio llevado a cabo por Lux Research sobre un Tesla Model S, un coche eléctrico de alta gama que normalmente puede recorrer unos 380 kilómetros con una carga de baterías pero que puede ampliar casi 38 kilómetros esa distancia si se utiliza un «estilo de conducción» óptimo.

Un coche eléctrico de alta gama puede ampliar casi 38k la distancia si se conduce de forma óptima Clic para tuitear

Muchos conductores saben que conducir de forma óptima supone evitar acelerones y frenazos bruscos, anticiparse más de lo normal a las circunstancias del recorrido y optimizar la utilización de las marchas (además de estudiar la mejor ruta, claro). Existen incluso apps y juegos para que los conductores practiquen estos conceptos.

(Sobre esto sería más adecuado hablar de ahorro de energía en general, porque en unos vehículos se trata de combustible lo que ahorramos, mientras que en otros es carga eléctrica; pero en definitiva todas son diferentes formas de energía, que es lo que mueve el motor.)

Hoy en día cuestiones como las rutas están más que resueltas con los mapas de navegación y el GPS, y el cambio manual queda para los aficionados a la conducción deportiva: muchos de los nuevos coches, especialmente los eléctricos y por supuesto los autónomos, llevan cambio automático. De modo que queda lo más complicado de optimizar: el «estilo de conducción».

Lo más difícil de optimizar es el estilo de conducción, para lo demás están el GPS y el cambio automático Clic para tuitear

Pero es aquí donde un coche autónomo, como los que está probando Google hace años, los que tienen muchos fabricantes en sus laboratorios o incluso la función Piloto Automático que se ha incorporado como «actualización» en los Tesla Model S, son superiores a las personas a la hora de realizar esa optimización, tal y como explican en el estudio.

Tesla, por ejemplo, envió la actualización del Piloto Automático a sus clientes a principios de octubre de este año; básicamente convierte el coche en un coche autónomo con capacidad limitada: el conductor debe llevar las manos al volante e indicar cuándo quiere cambiar de carril, pero el coche puede ajustar el giro del volante para mantenerse sin salirse de la carretera, leer las señales de tráfico y semáforos mediante una cámara y mantener la distancia con otros coches y objetos gracias a un sistema de sensores acústicos parecidos al «sónar», además de guiarse con el GPS y con lo que ha aprendido el resto de la flota de coches Tesla existentes. El resultado es una conducción «casi» autónoma que, con todas las precauciones, ya están utilizando los propietarios de ese modelo en Estados Unidos.

Un ejemplo lo muestra el vídeo: el viaje de «costa a costa» entre San Francisco y Nueva York (unos 4800 km) que realizaron los propietarios de un Tesla Model S P85D en unas 58 horas. La velocidad media fue de unos 83 km/h, pero llevaron el piloto automático conectado un 96 por ciento del tiempo (con picos de hasta 145 km/h, por encima de lo permitido por las normas y al límite de lo que permite el control automático; entre eso y algunas «malas curvas» casi tuvieron un par de accidentes). Las paradas se limitaron prácticamente a lo necesario para recargar el coche en las Supercharger Stations que hay en cada estado, donde probablemente aprovecharon para estirar las piernas y visitar algún restaurante. (Nota: dedicarse a probar el nuevo software de un coche llevándolo al límite tal vez no sea la mejor idea, eso queda claro.)

La conclusión es que un vehículo autónomo puede conducir con un estilo más pausado y óptimo en cuanto al consumo de energía; cuando se popularice esta tecnología seguramente se consiga un diez por ciento de rendimiento más que ahora, lo cual beneficiará no solo a los propietarios de los vehículos sino a todos en general.


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